José Almeida Rodríguez, es un peregrino con vocación tardía ya que descubrió el Camino de Santiago muy tarde, pero seguro que fue en el momento que tenía que hacerlo, pues a partir de la primera experiencia en el camino, fueron sucediéndose más. Cada año, o cada vez que contaba con algunos días libres, sentía el embrujo de ese sendero que le llamaba como si se tratara de un potente imán y no podía evitar su atracción.
Cuando el camino se volvió impracticable por una serie de lesiones físicas, conoció esa otra parte del camino que también es muy importante: «la hospitalidad». Se convirtió en hospitalero voluntario y ha prestado sus servicios en muchos albergues de todos los caminos que son más o menos concurridos por los peregrinos.
Pero no se trataba de albergues como los que la mayoría de los peregrinos conocen, iba a esos pequeños «santuarios» en los que la acogida es lo que prima cuando un peregrino llama a la puerta de los albergues. A quienes son acogidos no se les pide nada más que su colaboración para mantener la hospitalidad que se le ha ofrecido a él y poder dársela a los que vienen por detrás.
Recientemente, como Presidente de la «Asociación Peregrina del Espíritu de Santi», está tratando de recuperar la acogida tradicional en algunos albergues establecidos en el camino.